Después de tanto tiempo sin saber de ti, después de tanto
tiempo guardándote en un triste y lejano recuerdo, después de haber dejado mi
cabeza libre de preocupaciones; has regresado a mí. Has regresado en forma de
sueño, en forma de cuento o quizá en mi ferviente deseo de volverte a ver una
vez más.
Vivo sin saber que fue de ti. Sin saber si estás bien, sin
saber si necesitas algo que yo pueda darte, sin saber si necesitas palabras de ánimo
que residan ocultas en mis labios, o simplemente si necesitas una amiga con
quien tomar una copa. Vivo sin preocuparme de ti en todo el día, vivo sin
querer saber de tu existencia.
Mejor dicho vivía sin todo eso. Pensé que te había olvidado, pero una vez más,
tras varios meses de tregua regresas a mi torturándome de nuevo.
Y sé que no hay ningún remedio. Sé que no te olvidaré y que
tampoco puedes regresar a mi vida. Pero hay algo que me machaca. Algo tan
insignificante y a la vez tan dañino… Ese algo es una pregunta y quizá esa
pregunta sea lo que no me deja olvidarte por completo.
Siempre me he preguntado si alguna vez sentiste algo por mí.
Si alguna vez llegué a ser importante para ti. SI alguna vez fantaseaste con
tenerme entre tus brazos o si en algún momento de nuestro pasado las cosas que
me dijiste eran ciertas.
Hoy he soñado contigo. Has vuelto a llenar mi día de
esperanza y dolor. Me has dado un motivo por el que escribir. Y otro por el que
llorar.
Me muero de ganas de encontrarme contigo en algún lugar o en
cualquier momento. Mirarte a los ojos y ver como el tiempo ha surcado tu rostro,
como ha cambiado tu vida. Me muero de ganas de saber si te alegras de verme
tanto como estoy segura que yo haría. Me muero de ganas por que me cuentes como
fue tu vida y como te encuentras. Me muero de ganas por saber si ese encuentro
fugaz significaría algo para ti.
Ojalá algún día leas esto sin ni siquiera saber que es para
ti, porque ni siquiera sabrás quien soy yo.
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